lunes, 15 de agosto de 2016

Disciplina


Siempre he dicho que para formar una familia reconstruída se requiere mucho valor, amor y tal vez algo de ingenuidad - o tal vez optimismo.

La siguiente frase la leí en un artículo sobre las personas personas deciden volver a buscar pareja : "Para qué comprar la vaca si tienes gratis la mantequilla". En un principio  se me hizo algo vulgar y barato, sin embargo ésto es algo que sucede constantemente. Me hizo pensar sobre la gran diferencia que hay entre una familia ensamblada que conlleva una serie de obligaciones y compromisos; y una relación de amasiato o "noviazgo" donde no existe ningún compromiso ni responsabilidad para con la pareja y mucho menos con los hijos de ésta. Después de reflexionarlo, me valoro más, también a mi esposo pero sobre todo, valoro nuestros esfuerzos y la familia que juntos hemos formado. Es verdad que hay mucho más trabajo en una familia ensamblada y reconstruída, pero estoy segura que hay mucho más satisfacciones y tengo la certeza de que la unión y el amor de la pareja es mucho más fuerte. Todo esto me pareció necesario mencionarlo como preámbulo para el tema que toca y enfatizar que si una pareja decide evitar "el camino fácil" y formar una familia reconstruída es sólo por amor.

Como madre de un niño y madrastra de un adolescente, me he encontrado con muchos retos, pero quiero escribir de uno en particular, porque es algo a lo que nos enfrentamos muchos padres y madres: La disciplina hacia los hijos de nuestra pareja. No estoy cuestionando si los debemos disciplinar o no, estoy afirmando que es parte de nuestro rol como cabeza de la familia el hacerlo cuando se requiera, especialmente si ellos viven bajo nuestro techo y cuidado. La razón por la que lo afirmo es muy simple: si tienes obligaciones para con alguien, también tienes derechos. Si tus hijos y los hijos de tu pareja conviven, no pueden haber diferencias o privilegios; así como se hace en una familia normal, todos conviven en un ambiente de igualdad por decirlo de alguna manera, no hay por qué hacer diferencia. El hecho de que tú no seas el padre o madre no significa que no tienes autoridad en la familia que tú y tu pareja han creado.

-¡Tú no eres mi mamá para decirme lo que tengo que hacer y menos para castigarme! 

Fue lo que le dijó Sandra de 14 años a Olivia, la esposa de su padre el día que ésta la castigó por llegar tarde sin avisar.  Cuando he platicado con familias ensambladas sobre el tema de la disciplina, el 99% afirma que es de lo más frustrante a lo que se enfrentan.  -"Los padrastros tenemos obligaciones, pero pareciera que no tenemos derechos".  Yo me pregunto si esa chica en algún momento le dijo a Olivia : -"Tu no eres mi madre para llevarme a la escuela, o para hacerme de comer, o para cuidarme cuando me enfermo, o para tenerme la ropa limpia o para ayudarme con las cosas de la escuela!, etc. Las obligaciones son parte del "paquete" pero cuando tratamos a los hijos de nuestra pareja como si fueran nuestros hijos para educarlos, entonces ellos sienten que no tenemos ese derecho y lo toman como una agresión. Sin embargo un padrastro o madrastra llega a hacer incluso más de lo que un padre o madre biológico haría, sin tener la obligación de hacerlo y sobre todo sin reconocimiento o agradecimiento. Y no es para ponerse en el plan de víctima porque nadie nos obliga a hacerlo, esto se hace POR AMOR, solamente.

El entrenamiento
Pero no olvidemos algo, los niños no nacen asi, se hacen, lo aprenden, lo escuchan o de plano fueron entrenados para rechazar a esta figura extraña que ahora pretende dar órdenes. Hay padres biológicos que hacen sentir a sus hijos como traidores si se encariñan de la nueva pareja de su otro padre. Hace algunos años fui testigo del sufrimiento de una pequeña de 9 años, llorando y suplicando perdón a su madre frente un monitor, (a través de una videoconferencia);  porque ésta la rechazaba y culpaba por el hecho de sentirse bien en compañía de la familia formada por su papá y claro, con el paso del tiempo esta niña cambió para no sentirse traidora y rechazada por su madre; se convirtió en aliada e informante de todo lo que sucedía en la nueva familia. Triste, pero cierto; desafortunado es mencionar los problemas psicológicos y emocionales que ahora enfrenta esta chica. 

Diferencia de hábitos y ambientes
Otro factor muy importante, es la diferencia de hábitos o tipo de educación que puede haber entre las familias donde habitan los hijos. Por ejemplo: hay niños que tienen una rutina muy estructurada entre semana con el padre o madre con quien viven la mayor parte del tiempo. y el padre con quien pasan fines de semana generalmente es mucho más relajado y no maneja límites para los hijos qué sólo ve unos cuantos días al mes. Esto puede generar un problema ya que el hijo no tienen consistencia en los hábitos y seguramente preferirá estar más donde puede hacer lo que quiere, aunque no sea lo más benéfico para él. En algún momento el hijo sentirá que no está cómodo donde hay límites, educación y disciplina. Tal vez trate de probar sus límites y la casa puede volverse un campo de batalla. Un "recoje tus cosas"  para ellos no suena igual ni se siente igual si lo dice mi mamá que si lo dice la esposa de mi papá. Para ellos es normal enojarse con su madre o padre, pero enojarse con la pareja de su madre o padre puede llegar a ser un conflicto, recuerda que para ellos, tú no tienes ese derecho. 

Falta de experiencia
Sucede que como padre o madre llevas el ritmo de tus hijos biológicos, vas aprendiendo a ser papá o mamá junto con el crecimiento de tus hijos, las situaciones con las que tienes que lidiar son las que corresponden a un padre o madre de la edad de tus hijos. De repente llega a ti un adolescente o un niño pequeño; ¡Claro que te saca de balance!, tú no tienes experiencia en adolescentes o ya has olvidados lo que era estar con un niño pequeño. Es como pretender que alguien que va en tercero de primaria sepa contestar problemas de secundaria o regresar a hacer palitos y bolitas de kinder. Todos necesitamos tiempo; tiempo para entender, para conocer, para equivocarnos. De por si, los hijos de tu pareja vienen con una historia dramática o traumática, ahora entenderlos. Tú no has vivido su historia día con día así como la has vivido con tus propios hijos, asi que, definitivamente se requiere paciencia - paz y ciencia.

La culpa 
Es algo muy común, que los padres pasivos, por llamar de algún modo a los padres que menos conviven con sus hijos, se sientan confundidos o aturdidos cuando deciden formar una nueva familia en la cual se integran sus hijos. Sucede que  por sentimientos de culpabilidad debido a la "ausencia" que se generó con la separación, no pueden ejercer autoridad; parcial o totalmente son incapaces de decir un "no" o poner limites o disciplina. Ellos quieren ser sus amigos, quieren ganarse la confianza y recuperar todo el tiempo perdido, y si el precio de ésto es complacerlos, pues no dudes que lo harán. Pero ésta falta de autoridad te deja como el villano del cuento, el aguafiestas, el sargento con sus órdenes, con sus reglas, con su disciplina... qué horror! Es increíble, pero tu pareja, sin quererlo obviamente, a veces puede ser el origen de los conflictos en tu familia. Hay problemas que se generan por omisiones, y el no disciplinar para llevar la fiesta en paz, a la larga también genera problemas.

Y entonces ¿Cómo?
No te asustes. Todo en esta vida tiene solución, y te aseguro que si en tu familia hay 2 adultos valientes que se aman, se respetan y se apoyan, la encontrarán, o más bien, la crearán. 

Lo primero es una buena dosis de paciencia, como se ha mencionado, haz y da tu mejor esfuerzo cada día sin que esto signifique un desgaste para ti. 

La comunicación con tu pareja es fundamental, hablen claramente del tipo de disciplina que van a tener para todos los integrantes de la familia, tengan presente que los mayores abren brecha y que lo que le permitas a éstos, en algún momento se lo tendrás que permitir a los los más pequeños. Lo más importante es que tú y pareja estén de acuerdo y que juntos les comuniquen a los hijos lo que esperan de ellos, así como las consecuencias de no cumplir con la disciplina.

Mantén comunicación con los hijos de tu pareja, no estamos hablando de que te hagas su amigo o amiga si la relación no se está dando, pero si que te sientas con la tranquilidad y confianza de expresarte y que él/ella exprese sus inquietudes. Se vale, también los papás necesitamos que nos guíen. 

Si necesitas tiempo o espacio para poder lidiar con alguna situación, tómatelo. No trates de controlarlo todo, ésto sólo te estresará y por favor, deja que tu pareja cumpla con la responsabilidad de educar a sus hijos. 

En resumen, si tienes obligaciones para con los hijos de tu pareja entonces puedes disciplinarlos, pero antes es importante hablarlo  entre ustedes y definir hasta dónde y en qué circunstancias, y ya una vez que estén las reglas claras, comunicárselas a los hijos. No se le puede dejar la responsabilidad a una sola persona. La clave de todo es el equilibrio y tomar los puntos de vista de padres e hijos.

Creado y escrito por R. María Aguilera

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