martes, 9 de febrero de 2016

Familia Ensamblada con los que hay.



Cuando se tiene el proyecto de formar una familia ensamblada, como padre, pretendes que tus hijos formen parte de ésta. Esto no significa que dejen de pertenecer a la familia que tienen con su otro padre/madre, sino que puedan integrarse a la nueva familia que estás formando con tu pareja. Sin embargo, por diferentes circunstancias, puede ser que alguno o algunos de los hijos no logre o no quiera integrarse en esa nueva familia y no se "ensamble" en la misma. Esto no es una tragedia; si es doloroso, sobre todo para el padre de ese hijo, pero es algo con lo que se puede vivir y seguir adelante. Aqui están algunas de las causas que generan la separación de los hijos hacia el padre o madre y cómo lidiar con este conflicto.


ALIENACION PARENTAL. 

Cuando alguno de los ex cónyuges no supera la separación y guarda rencor y resentimiento hacia su ex pareja, utiliza a los hijos de ambos para vengarse de ésta. Si son pequeños, son utilizados como arma y escudo para lastimar y defenderse de sus propias injurias. Una de esas armas se llama Alienación Parental, que consiste, a grandes rasgos, en inculcar en los hijos un sentimiento de rechazo e inconformidad hacia el padre o madre ausente (por decir lo menos).  Cuando el alineador ha hecho un buen trabajo, el hijo se convierte en una extensión del padre alineador, y literalmente también se divorcia del padre o la madre con quien no conviven. Tratar de integrar a la familia a un niño alineado no es fácil, a veces el esfuerzo es casi nulo; ya que el niño no se da cuenta del daño que que se le está haciendo y siente que debe guardar lealtad incondicional al alineador, está convencido de que el padre o madre ausente es la causa de todo el sufrimiento de quien "por amor" se quedó con el, y el formar parte de la nueva familia, es una traición hacia quien día tras día los ha convencido de que sólo él o ella lo ama.


HIJOS TIRANOS

Los padres de la familia ensamblada, con la intención de integrar a sus hijos, hacen todo lo posible por ofrecerles la calidez de un nuevo hogar; aquí es cuando puede llegar la gran decepción para ambos padres biológicos: Los hijos se dan cuenta del poder que tienen sobre ambos padres e incluso padrastros y se "venden" al mejor postor. Pueden llegar incluso a chantajear a los padres biológicos mostrando  preferencia por el que más le conviene, castigando al padre que no cumple con sus caprichos. Algunas formas de castigo son ignorar, no contestar llamadas, mentir, o simplemente no mostrar interés por mantener contacto; es por eso que no es posible integrar a este niño a la familia ensamblada. 


LA ADOLESCENCIA (la verdad los hace libres)

Los niños se convierten en adolescentes, empiezan a ser capaces de discernir lo que es real y lo que ha sido manipulado en ellos -Alienación. Se generan los conflictos de identidad, de pertenencia, de lealtad, de rompimiento de creencias, entre otras cosas; tienen que decidir entre quedarse en el papel de víctimas (que si lo son) o ser libres. Un hijo adolescente libre, puede elegir si desea ser parte de una familia ensamblada, y su decisión puede ser NO.



FALTA DE EMPATIA y RESPETO ENTRE LOS INTEGRANTES

Cuando a través del tiempo y la convivencia, los padrastros no hacen "química" con los hijastros o entre los hijos de ambas partes no hay buena relación y se generan estados de tensión constantes. El respeto dentro del hogar es lo más importante para que cualquier familia funcione, ensamblada o no, sin respeto no hay nada. Cuando esta relación no se da, es mejor no forzarla. Los padres biológicos son los que decidirán si están dispuestos a modificar las formas de convivencia. Nunca se debe forzar a un hijo a aceptar a la pareja y viceversa, todos tenemos derecho a decidir con quien queremos convivir y con quien no. 


DIFERENTE EDUCACIÓN Y COSTUMBRES.

Resulta que los hijos que llegan a integrarse a una familia pueden presentar resistencia al nuevo modo de vida, a las costumbres y educación que hay en esa casa. Sin embargo, hay que tomar en cuenta que todo cambio tiene que pasar por un período de adaptación. ¿Es fácil? depende de cada uno, de la disposición y actitud ante el mismo cambio; incluso los padres pueden verse en la necesidad de hacer cambios en sus rutinas y ser más flexibles. Sin embargo, si este período de adaptación es interminable y la casa es más bien un campo de batalla donde no existe la menor intención por integrarse y cooperar, lo mejor es evaluar la situación y nuevamente, no forzar la integración de ese hijo.


Ante todas estas posibilidades, lo que yo como mujer que vive el día a día en una familia ensamblada recomiendo es, no luchar, fluir y dejar que las cosas sucedan o no sucedan. Después de años de tratar de ser y hacer la diferencia, me di cuenta que mi trabajo consiste en asegurar a mis hijos y a mi esposo un hogar sano para convivir, una familia ensamblada donde el respeto y la confianza sean los pilares y donde los que la formamos, estemos por gusto y comprometidos a sentirnos parte de esta familia. El que un hijo no desee formar parte de esa familia, es decir, no se ensamble; no significa que se termine la relación padre-hijo; simplemente no es su lugar ahi y entre ambos decidirán y encontrarán la forma de continuar su relación. Finalmente, me llega a la mente este dicho que tenía mi sabio padre. "Nunca sobra el que llega ni falta el que se va"

Creado y escrito por R. María Aguilera.