domingo, 22 de enero de 2017

HIJOS ALINEADOS, HIJOS INFELICES






La mayoría de lo que se encuentra sobre Alienación Parental, está enfocado a señalar cómo afecta a los hijos pequeños la separación así como esta práctica que ejerce el Alineador. Es un verdadero drama, donde el objetivo principal es castigar a la ex-pareja que ha perdido la custodia de los hijos y manipular la imagen que tienen los hijos de éste a fin de que se rompa el vínculo afectivo que existe entre ellos o se modifique la percepción de buen padre/madre y por consiguiente, el padre o madre ausente sufra al sentir que ha perdido también a su hijos o el amor de ellos.Si bien es cierto que hay diferentes niveles de alienación parental, la realidad es que  en todos ellos existen estos comunes denominadores.


1)El Alineador tiene como objetivo castigar a su ex-pareja a través de los hijos, no importando que ellos también sufran en este proceso.


2) El Alineador priva el derecho que tienen sus hijos o cualquier niño de vivir en armonía ya sea dentro de un núcleo familiar o fuera de este. 


3) Los hijos alineados sufren problemas psicológicos y emocionales. Un hijo que es alejado de alguno de sus padres y que recibe directa o indirectamente comentarios descalificativos sobre su padre o madre ausente, invariablemente desarrolla conflictos emocionales a corto, mediano y/o largo plazo. 


4) A medida que los hijos crecen y adquieren conciencia de que han sido alineados, se desarrolla resentimiento contra el alineador. Esto sucede a nivel inconsciente, pero se refleja a través de su comportamiento y de problemas psicológicos.


A continuación una historia real que nos dará un panorama y evidencia que a quienes más sufre en el proceso de Alienación Parental es a los hijos:




Marga solicitó el divorcio cuando sus hijos eran pequeños; se fue a vivir con sus padres lejos de la ciudad y se los llevó a vivir con ellos. La vida de todos cambió, los niños extrañaron la presencia y cuidados de su padre y éste cayó en una profunda depresión aunque él no dejó de tener contacto con sus hijos ni de cumplir con sus obligaciones.

Durante los primeros años Marga no influenciaba negativamente a sus hijos, incluso los niños convivían bien con David y todo marchaba tranquilamente. Tiempo después, David conoció a Cloe, una mujer soltera, que no tenía hijos y decidieron vivir juntos. Esto despertó en Marga un profundo odio hacia David y cada vez que esta nueva pareja iba por los niños para convivir, Marga utilizaba a los niños para agredir a Cloe. Marga tuvo varias crisis, y amenazaba con lastimarse a si misma e incluso quitarse la vida (enfrente e sus hijos) si David no iba a verlos; los niños veían sufrir a su madre; para ellos, era su padre y su nueva pareja quienes estaba haciendo sufrir a su madre, cuando en realidad Marga tenía un trastorno emocional y no estaba aceptando que el padre de sus hijos era una persona libre con el derecho de rehacer su vida. Finalmente David y Cloe terminaron esa relación pero los niños no volvieron a ver de la misma manera a su padre. Desde ese momento se formó una barrera, había cosas que no se compartían con su padre, ellos empezaron a temerle, se formaron una coraza que no les permitía externar sus sentimientos y emociones, y la relación entre padre e hijos siguió siendo afectiva pero no con la intimidad que debería tener. Los niños ya no le llamaban "papá". 


Hasta aqui podemos pensar que los niños a su corta edad ya han tenido una gran dosis de sufrimiento. La alienación parental por parte de la madre fue muy sutil, porque no les habló mal de su padre, no hubo prohibición de visitas; pero al poner en peligro su propia vida a causa de lo que hiciera su padre, ellos lo vieron a él como una amenaza - "papá es malo porque hace sufrir a mamá porque tiene otra pareja y mamá se puede morir"-. Esto es terrible para un niño y crea un profundo dolor, inseguridad y sentimientos de odio contra la figura que ven como a una amenaza, en este caso, su propio padre. Estas experiencias definitivamente también quedarán grabadas en la psique de los niños,  y las tomarán para crearse un criterio sobre la vida en pareja, la paternidad y la vida en general.

Sin embargo, esta historia continua:

David conoce a Dulce, una mujer soltera, que es madre también y se identifican mucho. Se enamoran y deciden unir sus vidas. Dulce acepta y acoge a los hijos de David aún conociendo el episodio anterior; sin embargo, tienen toda la intención de formar una nueva familia. Los hijos de David tienen miedo sobre cómo reaccionará su madre debido a la experiencia anterior y como medida de lealtad ellos le informan de todo lo que pasa en casa de su padre, tenga o no tenga que ver con ellos. Marga no quiere dejar de participar y manda  correos a Dulce informándole de todo lo que David la ha hecho sufrir, de lo que vivió cuando éste tenía una relación con Cloe y también de lo que habían sufrido sus hijos a causa de esa relación; esa fue su carta de presentación. Esto sólo hizo que Dulce ratificara lo que era evidente, la ex esposa de su esposo estaba transtornada y estaba viviendo aún el duelo de su divorcio, aunque de una manera poco sana e inteligente.


Afortunadamente Marga conoció a un hombre que la mantuvo ocupada  y aunque siguió tratando de interferir en la relación de su ex esposo, ya sea poniéndose varias veces en contacto con Dulce e incluso con el mismo David a través de enormes correos, enfermando a sus hijos o limitando los días en los que sus hijos podían convivir, las cosas seguían su curso. Cierto día que los niños de David estaban con él, hubo una video conferencia donde uno de ellos le contaba a su madre lo bien que lo había pasado en las vacaciones y ella tuvo una crisis en ese momento; le dijo a su hijo que se quedara con su papá, que era evidente que ya no la querían, y otras cosas más con el fin de hacer sentir al niño culpable de sentirse bien por estar con su padre y su nueva familia; la expresión de odio de la mujer era para espantar a cualquiera y llegó a la mente de los niños aquellos recuerdos de su madre amenazando con hacerse daño a si misma. Los niños sentían que era malo querer a su papá y no podían formar parte de esa nueva familia porque les generaba un enorme sentimiento de culpa y deslealtad hacia su madre.


Pasó el tiempo, se vivían experiencias más o menos como la arriba mencionadas, los niños ya empezaron a dar muestras del daño psicológico, de toda la angustia, la culpa, la ira que les había dejado el vivir estas experiencias tormentosas. Seguían siendo alineados sutilmente por la madre (y otros parientes) y le guardaban una profunda lealtad. Durante años Dulce trató de ganarse a los hijos de su esposo, siguió recibiéndolos con cariño, se iban de vacaciones juntos, trataba de complacerlos, incluso les hacía regalos, los llevaba al doctor cuando se enfermaban, igual que si fueran sus hijos; pero ellos no podían corresponderle el cariño, estaban incapacitados para quererla. Otra cuestión importante era la enorme diferencia que existía en la forma de vida que había entre la casa de su madre y la de ella con David, eran completamente opuestas y los chicos no estaban dispuestos a formar parte aún cuando era en beneficio de ellos.  Dulce tomó la decisión de alejarse y tomar el lugar que le correspondía únicamente. 


Los chicos, ya no son niños. David se da cuenta de la situación, él continúa frecuentándolos y cumpliendo con sus obligaciones; le duele ver que sus hijos no lo ven como un padre, continúan sin llamarlo papá, y prácticamente lo buscan sólo cuando necesitan algo de él y le ocultan muchas cosas que un padre debería saber.   Las vacaciones y tiempos de convivencia se han limitado mucho ya que es motivo de conflicto el dividirse los días y la convivencia ya no es tan armoniosa. 


Aquí ya son evidentes las consecuencias de la alienación parental. Los hijos ya son conscientes y pueden decidir si permiten o no seguir siendo víctimas y dejan de juzgar a padre, a su madre, y a todo aquél que ponga en peligro la integridad física y mental de su ésta. Deberían entender que nadie tiene ese  poder, sólo fue una forma de manipulación propia de un Alineador. Ellos no han perdido sólo una familia, sino 2; no pueden integrarse a ninguna familia que sea formada por su padre y otra persona y si no logran sanar esos traumas y restaurar la relación afectiva con su padre, probablemente no serán capaces de formar una familia propia. 

Un hijo que no tiene buena relación con uno o ambos padres, es un ser humano infeliz.  Nadie que vaya en contra de la Naturaleza puede vivir en paz.


Creado y escrito por R. María Aguilera 




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