Leí lo siguientes en una revista : “La madrastra es frecuentemente el miembro
de la familia que es afectado por decisiones
en las cuales ella no tiene nada que ver. Esta es la realidad en una familia
ensamblada y una de las razones por lo cual ser madrastra puede ser tan
difícil. Una cosa es vivir con las consecuencias de tus propias decisiones pero
otra muy diferente es tener que lidiar con las consecuencias de las decisiones
que otros han hecho.
Tener un esposo que entiendas esto, y que toma los sentimientos de su
esposa en consideración, es la diferencia entre tener un matrimonio feliz o
dramático”.
Ahora, si sigues leyendo estas líneas es porque sabes de lo que te estoy
hablando. A veces tenemos sentimientos encontrados, queremos apoyar a nuestra
pareja pero al mismo tiempo eso significa que tenemos que aceptar y lidiar con
las decisiones en las que nosotras no estuvimos involucradas o incluso ni siquiera
se pidió nuestra opinión, o más aún, en decisiones que ni siquiera estamos de
acuerdo.
Recientemente tuve un encuentro difícil con mi esposo debido a una
situación de este tipo. Estuvimos disgustados casi dos días, pero una vez
resuelto el asunto puedo afirmar que nuestra relación se fortaleció así como
nuestro ánimo y compromiso para seguir adelante.
Quisiera compartir contigo lo que hicimos, esperando que si te
encuentras en una situación similar, estos consejos puedan ayudarte.
Externar la molestia.
Tomé lápiz y papel y escribí lo que más me molestaba de la situación,
después se la di a leer. Y fue muy breve porque me di cuenta que lo que me
molestaba era más bien lo que yo sentía respecto al conflicto, no el conflicto
en si. Lo que me molestaba era fácil de arreglar, lo que era difícil de
arreglar era mi enojo, y entonces entendí que la única que puede
controlarlo o desaparecerlo era yo, con una simple decisión:
Deshazte de tu verdadero enemigo.
Revisa cómo está tu ego. ¿No será éste el que está ocasionándote
problemas? El querer que tu voluntad sea la que cuente sin importar nada más
puede ser muy parecido a lo que te está molestando cuando viene de otras
personas. No permitas que sea el ego el que manipule la situación, tu relación,
tu paz interior; tu bienestar y el de tu familia está por encima. Eso déjaselo a quienes necesitan tener reflectores.
Ponte en los zapatos de tu pareja unos minutos.
Recuerda que él, al igual que tú es padre, tiene los mismos sentimientos
que tú tienes por tus hijos, le duele lo mismo que a ti te duele y su deseo es
verlos felices y en paz.; él hará, al igual que tú, todo lo posible por
evitarles conflictos y si eso significa ceder a decisiones, al igual que tú lo harías, él lo
hará. Hay padres y madres que no les importa lo mal que puedan verse ante sus
hijos con tal de sentir poder y tener la
última palabra, si él no es de esos, estás con el que vale la pena. No hay nada
más admirable que un buen padre que protege a sus hijos sin importar de quien,
si estás con un buen padre, estás con un buen hombre.
Escoge lo mejor para ti.
Como siempre digo, no estamos solos, a veces la carga se siente pesada y
nos olvidamos que Dios está con nosotros, pídele que te ilumine, y verás que si dejas que te guíe, te llevará a una paz interior. Elige siempre lo que te
haga bien a ti, escoge la paz, quita con amor el conflicto de tu vida, sin
resentimiento, al contrario, velo como una batalla ganada contra el ego y
contra cualquier mala intención. Recuerda, a veces es mejor tener paz, que
razón.
.
Trabajo en equipo.
Todo este proceso tiene que ser vivido en pareja, no puede ser trabajo
de uno solo, ambos deben estar en la misma sintonía y complicidad para que
funcione. Entendamos que una familia ensamblada y reconstruida tiene la
característica de tener una historia previa, donde no estábamos, por lo mismo,
hay decisiones que no dependen de nosotros y eso no motivo de drama. Si nos
damos cuenta, un conflicto es una oportunidad para demostrarnos la capacidad de
amar, de ser flexibles, de aceptar y apoyarnos mutuamente, nos hace crecer en
lo individual y como pareja. ¿Que no te acuerdas que esto es sólo para
valientes?
Creado y escrito por R. María Aguijim
No hay comentarios.:
Publicar un comentario